
Laguna de los Siete Colores, en Quintana Roo, uno de los pocos lugares del mundo donde todavía existen estromatolitos vivos.
Los estromatolitos son estructuras formadas por comunidades de microorganismos que, durante miles de años, han creado capas de minerales que pueden parecer simples piedras, en realidad son seres vivos.
En días recientes los turistas los han pisado, se recargan e incluso se sientan sobre los estromatolitos en la Laguna de los Siete Colores, sin importarles el daño irreversible que esto provoca.
A pesar de los señalamientos y restricciones, muchas personas siguen accediendo a zonas protegidas para tomarse fotos o nadar sin precaución e incluso usando motos acuáticas.
Los estromatolitos no solo son un tesoro natural de México, sino también uno de los organismos vivos más antiguos del planeta, con más de 3,500 millones de años de evolución.
En México, además de Siete Colores, se encuentran en Cuatro Ciénegas (Coahuila) y la Laguna de Alchichica (Puebla).
Todos estos ecosistemas están en riesgo por turismo descontrolado, contaminación y falta de protección.
Alicia Bárcena, al frente de Semarnat, debe crear un programa nacional urgente para la protección de los estromatolitos.
Es momento de demostrar que su cargo no solo es para dar entrevistas y favorecer su carrera política.
Profepa, dirigida por Mariana Boy, debe implementar un monitoreo constante y coordinado con el Ayuntamiento de Bacalar y la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente de Quintana Roo.
Especialmente durante el periodo vacacional, cuando se incrementa el riesgo de daño por el turismo masivo.
El gobierno de Sheinbaum debe asegurar su protección oficial bajo la figura de área natural protegida federal.